Me acompañas a equivocarme, y estas dispuesta a sostener la palabra de reproche, siempre que que no llegue a tus ojos el rumor del desorden casero.
Sabes fingir bien los orgasmos narrativos provocados por mis pasiones e ideas.
Igual que a mi, te resulta insoportable la ausencia del otro. La mensajería instantánea y el celular nos curan un rato el vació que nos dejamos mientras el día y el trabajo suceden.
La locura es un verbo en común, conjugado con vasos de litro de whisky y agua mineral, son mas divertidos.
Me gusta cegarme con el blanco radiante de tu espalda, ese que contrasta con un símbolo tatuado, ese culpable de tu vegetarianismo.
Yo creo en la bondad. Tu eres la bondad bajo protesta.
Mi aura de coraje crea sinergia con tu avatar de la tempestad, y juntos podemos destrozar legiones de absurdos, necios y pendejos.
Las gotas de veneno que derraman tus enojos me hacen mas fuerte para amarte. -aunque tu enojo venga de un mal rumor de tu almohada-
Al final quedara un rastro de nosotros en el mundo. Dos según tus visiones. Uno según mis miedos. Pero quedaran tus ojos recios, obstinados y oscuros. De mi quedara la sonrisa -seguramente dirías esto ahora- y algún otro defecto convertido en virtud.
Nuestro vicio mas grande en bebernos las horas con vasos llenos de palabras de la cosecha del día.
Me ayudas a encontrar mis limites de paciencia y yo los de tu tolerancia.
Eres mi guardiana y yo tu protección.
Tus pociones me salvan de perderme en la nada.
Soñamos con un tiempo de caos. Mientras practicamos la mansedumbre.
Y la mas importante de todas las razones. Invitaste a un vagabundo a quedarse en tu vida.
No he de convencerte de nada. Pero si mi cariño se asoma en tu implacable análisis del discurso, ojala se asome a saludarte y decirte "aquí estoy".
1 comentarios:
Y entonces...lloró
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