El número.

Descubrí que la felicidad es un número*, no un lugar.
Puede multiplicarse si quieres,
se puede restar unas veces, unos días,
o es la suma del tiempo invertido sobre las cosas que amamos.

Es exacto, indivisible.
Un algoritmo que se descifra con música
resultado de las partículas que recogemos de la memoria
la ciencia mas exacta
medido en grados
representado en el cuerpo
como curvas descendientes
calculado por la derivada de ser X
donde X es,
-dicen algunos sabios contemporáneos post-modernos con sus libros de principios básicos sobre el universo y su estructura, según el gran Chuma-
alma, cuerpo, mente, espíritu y cuenta de banco.

Variable infinita
cambia y cambia
nunca fija
siempre sintetizada
al final,
inútil.

Experimentado como razonamiento finito
un circulo graficado en el órden divino
cifra inversamente proporcional al miedo
pues, ser feliz es aterrador,
o se puede ser muy feliz teniendo miedo siempre.

Es menor a la expectativa
pero igual o mayor que un final de cuento.

Uvas

Purpura eslabón de los sentidos
acábate pronto
 la anestesia y el necio decreto
eres lo que eres
sirenas rodando
fuente de vocablos que tropiezan
caminos de curvaturas e imaginación.

Sueño urgente
abrasión
sin nada que temer,
sin nada que pensar,
engaño cruel de los desesperados
angustias pasajeras
curadas con espantos de flores, fruta y tierra.

Igual te escondes
el mal conjura su negro verbo
con la brisa marina del fin del mundo
caracoles y serpientes
las lenguas se deshacen en vertiginosas caídas
estruendo mal logrado
inocente denzura
veritas est non sum serum.

Tu.

Cambia tu.